Bienvenido a la Modalidad de Ebanisteria
La ebanistería es una especialización de la carpintería orientada a la construcción de muebles. El término procede de un tipo de madera, el ébano, considerada preciosa desde la antigüedad, procedente de un árbol angiospermo dicotiledóneo de origen africano (Diospyros ebenum), que da una madera dura y pesada, negra en el centro y blanca en la corteza.

El arte del ebanista, como el del carpintero, exige una gran práctica
en los talleres para la parte ejecutiva, y algunos conocimientos de geometría
para el trazado. El ebanista ha de inventar formas con arreglo a los
caprichos de la moda y saber hacer los cortes necesarios para llegar a
ellas.
Historia de la ebanisteria
La ebanistería tuvo sus inicios en el trabajo con madera de ébano –de
ahí su nombre–, que antiguamente era muy rara y costosa, proveniente
sobre todo de Córcega y del norte de África.
Por ello, la confección de muebles con esta madera se convirtió en un
oficio de calidad artesanal, donde junto a la técnica se valoraba la
habilidad del ebanista, así como la artisticidad de la decoración
elaborada en ellos. A partir del siglo XVII,
el ébano comenzó a ser sustituido por maderas teñidas. Desde entonces
se entiende la ebanistería como la confección de muebles con maderas
valiosas, que pueden estar recubiertas de diversos elementos como
paneles lacados, planchas de cerámica, apliques metálicos o piedras preciosas.
Tecnica de la ebanisteria
Las herramientas que emplea el ebanista son las mismas de que hace
uso el carpintero, pero más finas, ya porque así lo exige el grano de la
madera, ya porque no debe perder de ésta sino la menor cantidad
posible. Además, utiliza cuchillas de alisar, piedra pómez, esmeril y papel de lija.
El ebanista debe saber chapear, barnizar, embutir y teñir las
maderas, así como utilizar las vetaduras y lobanillos de aquéllas por el
bello aspecto que ofrecen, y hasta debe conocer algo de las artes del tornero y del tallista. Las sierras
del ebanista son de dientes finos. Los cepillos, de boca estrecha, y
cuando se tiene gran interés en que no se levante astilla alguna, los hierros
de cepillar o corroer deben estar estriados en sentido de la longitud
del hierro, con lo que su canto se halla erizado de una dentadura
sumamente fina y de dientes triangulares cuya punta rae sin levantar
astillas.